Well, opinions are like assholes. Everybody
has one.
Harry Callahan (Clint Eastwood) – The Dead Pool (1988)
En el otoño de 2010, hace
menos de tres años, escribía en la revista de la Academia de Televisión un artículo
titulado El
difunto goza de buena salud.
La tesis principal mantenida
en el artículo era la del mantenimiento del consumo tradicional de televisión
de manera simultánea con la aparición de nuevas formas de consumo, sin que las
nuevas ventanas fueran a suponer la liquidación inmediata del broadcasting, tan eficiente en la
transmisión a gran escala.
No tengo ninguna duda del
proceso de convergencia, ni de la importancia de los nuevos actores en este
proceso de transformación cuyo eje principal son las nuevas tecnologías de telecomunicaciones
acompañadas de la variedad y ubicuidad de dispositivos, pero aún veo
indicadores que sugieren la relativa importancia de la ventana tradicional con
una serie de cambios en curso en los hábitos y comportamientos, que se manifiestan
de manera progresiva, sin rupturas, con una evidente convivencia entre
distintos tipos de consumo y consumidores y que yo caracterizo con cinco
vectores:
Estos últimos días, he leído
una noticia relativa a un estudio
realizado en Canadá, según el cual, en ese país ya existe un 16% de usuarios
que admiten que su consumo de contenidos audiovisuales es únicamente a través
de la Red. El estudio ratifica la intuición de que el fenómeno se agudiza en
los individuos más jóvenes y tiene menor relevancia en las personas de más de
45 años. Pero se mantiene un significativo 35% de consumo único en la manera
tradicional y se señala la calidad de la señal como una de las razones de elegir
esta opción. Información que encaja perfectamente con los máximos de consumo de
televisión registrados en los últimos meses.
No parece que tenga que
arrepentirme mucho de mis palabras pasadas, aunque tal vez los tiempos van a moverse
a una velocidad distinta (algo más despacio de lo que profetizan los geeks y bastante más deprisa de lo que
parecen entender ciertos ejecutivos de la industria), a pesar de las profecías de
Reed Hastings en su reciente
manifiesto
de esta primavera, que tantos ríos de tinta ha hecho correr.
En mi opinión, la visión del
CEO de Netflix, tiene un sesgo interesado que parece resumirse en un corolario
único: “El futuro del consumo audiovisual es totalmente OTT y Netflix es monarca absoluto de ese mundo”. Lógico, si se tiene
en cuenta que el pronunciamiento esta hecho desde la pagina de Netflix para los
inversores, aunque me permito señalar que ninguno de los diez puntos iniciales
del documento está apoyado por ninguna clase de dato numérico o indicador.
Entiendo la necesidad de Hastings
por expresar visiones inspiradoras que ayuden al crecimiento de su valor, pero
al igual que él tiene sus opiniones yo tengo las mías y, a pesar de lo mucho
que admiro el proyecto Netflix,
no estoy de acuerdo con la totalidad de su discurso, por los siguientes contra
argumentos:
- Aunque el acceso a Internet crece implacablemente, una parte significativa de las conexiones no reúnen la calidad necesaria para una experiencia satisfactoria de video HD.
- Es cierto que en ocho o diez años casi se habrá reemplazado el parque de televisores por Smart TVs, pero no es menos cierto que la mayor parte de las adquiridas en los dos últimos años no han sido conectadas a la Red.
- Los adaptadores IP para TV son cada vez más económicos y mejores, pero ya hemos visto con los STB de adaptación a la TDT que la disponibilidad de los dispositivos no es la única barrera de acceso para determinados grupos de usuarios poco o nada sofisticados tecnológicamente.
- Aumenta el visionado de contenidos a través de tabletas y móviles, pero casi nunca en concurrencia con el televisor principal, sino más bien como complemento de este o sustituto ocasional.
- El mando a distancia será complementado por tabletas y móviles, pero el proceso no será de sustitución y el asentamiento del hábito en los canales seleccionados con un solo digito mantendrá a los actuales broadcasters como actores de referencia durante algunos años más.
- Aunque las aplicaciones para IPTV son cada vez mejores, su proliferación convertirá la selección de las adecuadas (una vez conectado el televisor) en una tarea cuyos efectos están por ver.
- La Ultra Alta Definición a través de Internet requiere conexiones más rápidas y eficientes….y equipos de usuario preparados para disfrutarla, aún no disponibles.
- La publicidad utilizará de manera más eficiente los efectos cruzados y la personalización pero seguirá teniendo una especial importancia el impacto grueso de los GRPs.
- Los broadcasters se adaptarán a la nueva demanda mediante una conversión paulatina de su modelo de negocio, integrando todas las innovaciones que mejoren su eficiencia y defendiendo con uñas y dientes el territorio ante los nuevos entrantes.
- La capacidad para innovar no es una cualidad exclusiva de los nuevos entrantes como Netflix. Y aunque lo fuera, una forma alternativa de dotarse de esa innovación para los actores tradicionales del mercado es la adquisición de compañías emergentes con proyectos innovadores de éxito.
Y
si para muestra basta un botón, nada como la noticia de que tres clásicos como
Disney, la Fox y la Universal han decidido reforzar con 750 millones de dólares
su apuesta por Hulu,
su atractiva oferta conjunta de catch-up
TV trufada con video OTT. Nada de rendición. Guerra a Netflix para recoger
los restos del cord cutting.
En
las siguientes jugadas veremos integraciones hacia delante de las majors (para no quedar en manos de
distribuidores no vinculados), hacia atrás de Netflix y sus pares (ya ha
producido House of Cards, replicando adaptativamente lo que anteriormente hizo
HBO) y toda suerte de alianzas y concentraciones entre productores y distribuidores
de contenido con ISPs, carriers y gigantes como Apple, Google o Microsoft. Un
ecosistema que se hará cada vez más complejo e intensivo no solo en capital
sino en talento e innovación, con una necesaria
y urgente revisión de algunos meta-dogmas de la industria y con
fronteras más flexibles y permeables entre las plataformas y las ventanas de
distribución.
Todo
el mundo quiere entrar en mi salón, Mr. Hastings. Haga cola para sacar la
entrada.
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